Si has llegado hasta aquí, seguramente ya sabes lo que es una tarjeta revolving y el “marrón” que supone. Así que vamos al grano: ¿cómo puedes reclamar y no morir en el intento? Te dejo una guía rápida, sin rodeos y con trucos que no suelen contar.
Aunque la mayoría de tarjetas revolving son abusivas, lo suyo es revisar tu contrato. Busca estos puntos:
TAE superior al 20%: Directamente, tienes muchas papeletas para ganar.
Falta de transparencia: Si en su día no te explicaron bien cómo funcionaba el crédito, también hay caso.
No te fíes del extracto que ves online. Pide el contrato original, todos los recibos, y el cuadro de amortización. No tienen derecho a ponerte pegas: estás en tu derecho como consumidor.
Si el banco se hace el sueco y no te lo da, solicita la documentación por escrito y por burofax. Así te cubres las espaldas para el proceso judicial.
Envía una reclamación formal al banco, adjuntando los documentos y dejando claro que consideras el interés abusivo. Lo más probable es que te ignoren o te digan que todo es legal, pero es un paso que hay que dar sí o sí para luego ir por la vía judicial.
A veces, el banco te ofrecerá una reducción de la deuda o una devolución parcial. Mi opinión: si la oferta es ridícula, ni caso. Pero si necesitas el dinero ya o quieres quitarte el problema rápido, puedes planteártelo.
Aquí es donde un buen abogado especializado (como los de ClausulaWin, sí, un poco de publi) te puede hacer la vida más fácil. Hay muchas sentencias favorables y la mayoría de demandas se ganan.
Importante: Si ganas, el banco tiene que devolverte lo cobrado de más y, a menudo, pagar las costas judiciales.
Si te han metido en ASNEF o similares por no pagar una revolving, puedes reclamar también la cancelación de los datos si el crédito era abusivo. Esto muchas veces se olvida y te puede ayudar a limpiar tu historial.
Pide toda la documentación.
Reclama por escrito.
Si no hay acuerdo, demanda.
No te olvides de las listas de morosos.
¿Te ha quedado alguna duda? Déjala en los comentarios y te respondo encantado. ¡No dejes que los bancos se salgan con la suya!